No más que un recordatorio a aquella niña que en 2017 en estas mismas fechas lloraba en los rincones de su silencio. Hoy, esta canción que acompañaba noches de insomnio, adquiere otro sentido. Se es capaz de ver la vida desde otra perspectiva, se puede cambiar, se puede sanar gracias a la ayuda de seres gentiles que se cruzan en tu camino cuando sólo lograbas ver oscuridad. Aquella en la que mis palabras trataban de salir a flote, aquella en la que la poesía fue fiel compañera.
Gracias vida, por enseñarme tantas cosas. Hoy me encuentro bien.
Y también, gracias a ti, Natalia.
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