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domingo, 26 de mayo de 2019

Bruma del pensamiento

     No sé como rescatar mis manos de la tierra. No sé como tumbarme en la almohada y perder la necesidad del pensamiento. No puedo dejar de rastrear mis manías, contarlas, una por una, dos por una, tres por una, cinco y cinco, tu figura y el silencio por el que decidiste optar.
Fui fugaz y pequeña. Tengo las piernas dobladas del sentimiento que me provoca la pérdida de algo que nunca tuve, pero que recuerdo... 
Existe la ligera coincidencia. Existen las formas que dan espacio. Existe el amor. 
Podría volverme loca fácilmente si así lo quisiera.
No entiendo mis ideas. No entiendo mis manos ni  mis ojos, mucho menos a mi corazón y ese dolor en el pecho que se aloja muy cerca de él cuando vienes y te alejas.
Nunca he sentido con tanta incertidumbre. Nunca he vivido entre el límite que me ofrece una pausa antes de la esperanza... 
     No soy capaz de recordar lo que es la alegría de la correspondencia. He vivido sola. Una en mil cuerpos con las flores brotando desde el silencio. Desde la pérdida de lo que no se conoce, desde la complejidad de sentirse pasmada ante la interacción de un cuerpo. 
He huido de mis propias cadenas, de mis propias cruces. El fin de la escena no termina en casa; el fin de la escena se queda en casa, inventando excusas para alimentar con pensamientos a todos los fantasmas que se han tejido en mis propios sueños.  

jueves, 23 de mayo de 2019

Rastro. (narrativa, 2)

     En ese entonces, sentí que era preciso hacer hablar a mi alma. Sentí que el cuerpo cae, y que luego ahí en el aire ya no hay precipicio para sostenerlo. En ese tiempo, sentí caer las lágrimas. Mis manos frías, y mi tiempo presente acabando. 
Pude ver tu rostro entre las murallas que fueron construidas por personas y sus diferentes egos. Pude sentir tu presencia cada vez que escuché el apego emocional a una melodía de manecillas de reloj. Sentí tu aroma, tu piel y tu tacto sobre la almohada vacía. 

     Hoy tuvimos un día de sol. He pensado en sacar la foto en el momento y el lugar adecuado, pero no tuve suficiente valor. Pensé en la silueta que corresponde al mago, en los armarios vacíos y las historias que jamás te contaré, pero que confieso, pienso a menudo. No es novedad hablar a solas. Pensar supuestos. Jalarme el cabello. Morderme la lengua. Rasgar mi ropa. Quebrarme las uñas. Hundirme en mis emociones...

     Me suspendí automáticamente el grito y el llanto. Me suspendí las restricciones de no sentirme suficiente. Y de pensar que mi cuerpo no es cálido. Me he suspendido de mi resistencia a creer que no valgo. Y me he dispuesto a creer en mí. Puedo ser honesta cuando vacío la mente. Puedo ser resistente a la lluvia, incluso cuando brota de mis ojos. 

martes, 21 de mayo de 2019

Huele a humo


De la nada dos diferencias:
una entre mi carne
otra en nuestras carnes

Huele a espasmos, huele a muerte. Huele al miedo que paraliza tus músculos mientras mi lengua avanza. Primero una parte, luego otra. Ambas juntas después del almuerzo.
Buscaste razones para dejarme aquí, es imposible permanecer callado. Lo entiendo. A mí tampoco me gusta permanecer en tu sombra cuando avanzas.

martes, 14 de mayo de 2019

Vuela una noche extinta en el pavimento

Huyo de la fuerza de mi corazón para hablar de forma certera sobre el espectáculo que ofrece mi alma.  Aquélla noche, mi cuerpo atolondrado respondía incluso a las gotas más débiles. Al suspiro más alejado. A las manos maestras de un sueño que no se escapa de mis cabellos.
Aquélla noche, pude hundir mis mártires al cielo del alma. Tomar la copa de fuego y verterla para morir. Quemar la culpa. Extinguir la pena. Brotar desde diferente tierra y diferente cuerpo.
He sentido la complacencia de una forma. He sentido, cómo lastima el fatalismo. Las inercias. El hostigamiento. El desencanto. La cuadratura entre Venus y Neptuno de golpe en la ilusión que a veces llamo vida.
De vuelta casa, existen también las personas. Existen sus cuerpos danzantes de forma contenida. Bailan sin saberlo. Sienten sin reconocerlo. Mortifican a sus muertos huyendo de sus propias justificaciones. De vuelta a casa, los faroles de luz se iluminan. Largas luces que miden mi peso. Pero esta vez soy ligera. Mi cuerpo ha cambiado de forma. Llevo dentro nueva vida. Nuevos rostros y linajes de misericordia. La calle se hace angosta. Y en mi mente, han comenzado a extenderse las raíces del pensamiento. Mi casa, mi cama, mi otro cuerpo que me espera, me pregunta que he hecho en mi propia ausencia. Y entre hilos de palabras, he tejido la mejor mentira:
- Esta vez será diferente, lo juro.

lunes, 6 de mayo de 2019

 Necesitaría mil voces para volver a casa, y aún así seguiría sin entender cuál de todas me pertenece.

jueves, 2 de mayo de 2019

Guión preliminar. Texto sin nombre. Forma futura. (ensayo de personajes) 1

-Canta, silva, maúlla -tomé su brazo y lo posé sobre mi rostro húmedo-. Canta, ríe, recuerda -cada vez su respiración se hacía más lenta, y entre jadeos, jamás dejé de rogar que siguiera mis instrucciones-. Canta, piensa, maúlla. Llora -lo hacía, estaba ahí y no había vuelta atrás, todo terminaría pronto-. Vuélvete nada. 

-No puedo. No puedo ser nada.

-Claro que puedes -en un suspiro mis dedos sobre su vientre. Mis dedos dentro de un nido. Mis dedos tocándole el alma para morir-.

-¿Qué sabes tú? -rogabas compasión, lo recuerdo. Pero siempre supe que lo sentías, y que siempre quisiste estar ahí, así. Con la muerte y el deseo liberando tu alma torcida-. 

-Lo sé. Porque lo digo. Lo sé, porque lo siento. Lo sé, porque soy tu carne.

-Cántame. No pares. 

-Sí.

-Canta y maúlla para mí.

-No puedo contenerme.

-Toca mis formas.

-Sí.

-Vuélvete velo, luz, color y sombra.

-Soy...

-Soy...




reinterpretación

La casualidad de volver a sentir afecto

En un instante pasé del camino al abismo, ahí caí y sentí lo que en tanto no había podido. Dos luces se han presentado y ante ello me he ent...