Translate

miércoles, 18 de noviembre de 2020

[borrador] Vida y muerte I

Estás en la entrada y la puerta de salida
ambas son la misma cosa
Una frente a la otra
es solo un paso más que debes dar
Quítate las vendas,
toma la brisa del amanecer
e imprégnate del color del sol
Vive y respira
Siente los astros
Canta al mediodía la hora cero
Hay un mosquito danzando entre tus piernas
pidiendo que lo alimentes
Necesita sangre para vivir
necesita fuego para existir
Hay un deseo, tan grande que trasciende a la materia
y quema todo a su alrededor
¿Que dice el mosquito?
necesita sangre
¿Qué dices tú?
¿Que siempre necesitas más de lo que tienes porque no controlas tu hambre?
¿Eres consciente de tus problemas después de escuchar a la esfera, comer la sangre del reloj y tocar el silencio de los pájaros? No puedo creer que nada de esto sea real. Dime, ¿cómo no podría serlo?, dime, ¿cómo no escuchas tu voz? Aquella noche desperté afiebrada mirando el techo y las imágenes que allí se formaban. Era un cielo cubierto de plumas que comenzaban a moverse y danzar en círculos, abriendo pequeños ojos de vez en cuando para observarme por entre medio de hermosas alas. Bajaban y subían, se acercaban y se alejaban, revoloteaban por sobre mi piel dejando pequeñas estelas de luz. En mis últimos momentos de "cordura", reaccioné creyendo que me había vuelto loca por la fiebre que afectaba mi organismo, pero el sonido jamás sería una mentira, allí no existe el misterio porque es Él quien se manifiesta. Ya no podía moverme, la fiebre era tan alta que el calor quemó todos mis sentidos, no contemplaba la existencia de las partes de mi cuerpo, solo era consciente del agua de mis entrañas, mi mar agitado y feroz, deseoso por ser expulsado a través de cada poro del envase que algún día fui capaz de habitar. Y... había algo, otra cosa diferente que recordar... mis ojos jamás dejaron de trabajar, y en un silencio profundo, fui hacia adentro y decidí volar. 
Me hundí en esa cama, había presión por todos lados, comprimiendo y reduciendo todo a un pequeño instante, era absorbida, y este era  mi lecho de muerte, podía sentir como el fuego derretía y transmutaba los últimos vestigios de lo que quedaba de mí. ―No temas, no te preocupes. Sí, sí lo sé. No hay problema, sé que he muerto o lo estoy haciendo en este preciso instante... ―Entonces ¿qué sucede? Mis manos ya no eran manos, mis piernas ya no eran piernas, todo mi cuerpo ya no era cuerpo, no era materia, no eran células, no era nada, me he desvanecido, me he fragmentado en el sonido de la creación y la desintegración.
De pronto, un árbol. Estaba situado en una colina donde todo el fondo del cielo era violeta, ondeaba sus ramas de forma voluntaria, como si un suave viento atravesara una y mil veces su centro haciéndolo vivir, expulsando un aroma que te generaba cercanía y amor. ―Ven -me decía- acércate, deja que te cuente un secreto. Entonces quise ir, y con solo pensarlo ya estaba ahí. Era tan viejo, tan antiguo, ambos éramos una parte del otro, separadas sin saber cuándo ni cómo. Y de pronto comenzó a llover, el cielo se cargó de nubes mientras nos reconocíamos, no fue necesario hablar, solo sentíamos nuestras presencias, y eso fue suficiente para volver a sentir el amor que nos creó a ambos. Las gotas se desprendieron de las nubes primero como pequeñas chispas y luego como finos hilos que me conectaban al cielo, podía sentir como era parte del todo, no había separación, no había individualidad, solo éramos un único ente volviendo a conectarse. Y frente al árbol, me mantuve observando el detalle de su corteza, y cada vez más y más cerca, una voz susurró mi nombre "Ester" e intuitivamente entré en Él. ―Acércate -así lo hice-. ―Más cerca  -así lo hice-. ―Más, más cerca...
Y entonces, sin saber, ya no había árbol frente a mis ojos, ni cielo en lo alto, ni tierra en lo profundo, a mi alrededor solo había oscuridad, por eso, Yo Soy la luz que resplandece en lo infinito. Yo sólo era consciencia, sólo era un pensamiento y en mi soledad decidí crear la vida. Entonces de mi centro desprendí nueve pequeñas esferas y a cada una di un propósito que deberían desarrollar. Las envolví con mi manto y en mi interior todo esto se comenzó a gestar. Afuera en el vasto cosmos, habían más como Yo, porque todos somos un Yo eternamente fragmentado. Así recuerdo, que allí solo existía el sonido y para no perdernos, danzábamos mecánicamente. Seguíamos el ritmo para no perder el eje y sonaba constantemente nuestra melodía sin parar como un largo y eterno OM. Algunas veces, las ondas chocaban más fuerte de lo normal generando pequeñas chispas que se dispersaban y se quedaban flotando en la inmensidad. Esto sucedía gracias a la vida que cada uno de nosotros llevaba gestando en su interior, como un aviso o un llamado de atención. Nuestras células también se desarrollaban y así mismo también creaban vida dentro de ellas. ―Creceremos -decían-. Y así fue, un día decidí mirar que es lo que había dentro de mí, descendí a mi interior y allí me acerqué lo suficiente como para observar con la intención de ver cómo se había desarrollado todo. Y en mi asombro, pude ver el crecimiento, la organización, la autonomía, la nueva vida, otros sonidos y finalmente, la materia. Me sentí nuevamente absorbida, como si fuera víctima de un imán que te atrae y es incapaz de querer soltarte. ―Haz de visitar a uno de tus hijos -dijo uno de mis hermanos. ―Haz mirado hacia dentro, conoce tu creación. Entonces cada vez mientras bajaba y bajaba, sentía la presión sobre mi pecho, sentía la división del espíritu y una parte logró ser devuelta hacia mi lugar de origen y otras tantas hacia las ocho direcciones restantes. De pronto comprendí, que no me había dado cuenta del tiempo que permanecí observando. ―Tiempo -escuché- aquí lo utilizan para no perder el eje, al igual que antes danzabas manteniendo el sonido, aquí debes anclarte a este concepto para no perder el sentido de la existencia a través de la materia. ―¿Materia? entonces voy a experimentar la vida en la creación que uno de mis hijos ha desarrollado... 
―Cuando nazcas, habrán ciertas cosas que olvidarás.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

reinterpretación

La casualidad de volver a sentir afecto

En un instante pasé del camino al abismo, ahí caí y sentí lo que en tanto no había podido. Dos luces se han presentado y ante ello me he ent...