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lunes, 23 de noviembre de 2020

Ocho chozas cubiertas de crisantemos

El río canta
azules melodías
cuando muere

La mariposa
en el blanco cristal
extiende sus alas

Y yo ciega
comiéndome la cola
sé cómo se siente 
mirar hacia dentro
y descubrir un mundo



miércoles, 18 de noviembre de 2020

[borrador] Vida y muerte I

Estás en la entrada y la puerta de salida
ambas son la misma cosa
Una frente a la otra
es solo un paso más que debes dar
Quítate las vendas,
toma la brisa del amanecer
e imprégnate del color del sol
Vive y respira
Siente los astros
Canta al mediodía la hora cero
Hay un mosquito danzando entre tus piernas
pidiendo que lo alimentes
Necesita sangre para vivir
necesita fuego para existir
Hay un deseo, tan grande que trasciende a la materia
y quema todo a su alrededor
¿Que dice el mosquito?
necesita sangre
¿Qué dices tú?
¿Que siempre necesitas más de lo que tienes porque no controlas tu hambre?
¿Eres consciente de tus problemas después de escuchar a la esfera, comer la sangre del reloj y tocar el silencio de los pájaros? No puedo creer que nada de esto sea real. Dime, ¿cómo no podría serlo?, dime, ¿cómo no escuchas tu voz? Aquella noche desperté afiebrada mirando el techo y las imágenes que allí se formaban. Era un cielo cubierto de plumas que comenzaban a moverse y danzar en círculos, abriendo pequeños ojos de vez en cuando para observarme por entre medio de hermosas alas. Bajaban y subían, se acercaban y se alejaban, revoloteaban por sobre mi piel dejando pequeñas estelas de luz. En mis últimos momentos de "cordura", reaccioné creyendo que me había vuelto loca por la fiebre que afectaba mi organismo, pero el sonido jamás sería una mentira, allí no existe el misterio porque es Él quien se manifiesta. Ya no podía moverme, la fiebre era tan alta que el calor quemó todos mis sentidos, no contemplaba la existencia de las partes de mi cuerpo, solo era consciente del agua de mis entrañas, mi mar agitado y feroz, deseoso por ser expulsado a través de cada poro del envase que algún día fui capaz de habitar. Y... había algo, otra cosa diferente que recordar... mis ojos jamás dejaron de trabajar, y en un silencio profundo, fui hacia adentro y decidí volar. 
Me hundí en esa cama, había presión por todos lados, comprimiendo y reduciendo todo a un pequeño instante, era absorbida, y este era  mi lecho de muerte, podía sentir como el fuego derretía y transmutaba los últimos vestigios de lo que quedaba de mí. ―No temas, no te preocupes. Sí, sí lo sé. No hay problema, sé que he muerto o lo estoy haciendo en este preciso instante... ―Entonces ¿qué sucede? Mis manos ya no eran manos, mis piernas ya no eran piernas, todo mi cuerpo ya no era cuerpo, no era materia, no eran células, no era nada, me he desvanecido, me he fragmentado en el sonido de la creación y la desintegración.
De pronto, un árbol. Estaba situado en una colina donde todo el fondo del cielo era violeta, ondeaba sus ramas de forma voluntaria, como si un suave viento atravesara una y mil veces su centro haciéndolo vivir, expulsando un aroma que te generaba cercanía y amor. ―Ven -me decía- acércate, deja que te cuente un secreto. Entonces quise ir, y con solo pensarlo ya estaba ahí. Era tan viejo, tan antiguo, ambos éramos una parte del otro, separadas sin saber cuándo ni cómo. Y de pronto comenzó a llover, el cielo se cargó de nubes mientras nos reconocíamos, no fue necesario hablar, solo sentíamos nuestras presencias, y eso fue suficiente para volver a sentir el amor que nos creó a ambos. Las gotas se desprendieron de las nubes primero como pequeñas chispas y luego como finos hilos que me conectaban al cielo, podía sentir como era parte del todo, no había separación, no había individualidad, solo éramos un único ente volviendo a conectarse. Y frente al árbol, me mantuve observando el detalle de su corteza, y cada vez más y más cerca, una voz susurró mi nombre "Ester" e intuitivamente entré en Él. ―Acércate -así lo hice-. ―Más cerca  -así lo hice-. ―Más, más cerca...
Y entonces, sin saber, ya no había árbol frente a mis ojos, ni cielo en lo alto, ni tierra en lo profundo, a mi alrededor solo había oscuridad, por eso, Yo Soy la luz que resplandece en lo infinito. Yo sólo era consciencia, sólo era un pensamiento y en mi soledad decidí crear la vida. Entonces de mi centro desprendí nueve pequeñas esferas y a cada una di un propósito que deberían desarrollar. Las envolví con mi manto y en mi interior todo esto se comenzó a gestar. Afuera en el vasto cosmos, habían más como Yo, porque todos somos un Yo eternamente fragmentado. Así recuerdo, que allí solo existía el sonido y para no perdernos, danzábamos mecánicamente. Seguíamos el ritmo para no perder el eje y sonaba constantemente nuestra melodía sin parar como un largo y eterno OM. Algunas veces, las ondas chocaban más fuerte de lo normal generando pequeñas chispas que se dispersaban y se quedaban flotando en la inmensidad. Esto sucedía gracias a la vida que cada uno de nosotros llevaba gestando en su interior, como un aviso o un llamado de atención. Nuestras células también se desarrollaban y así mismo también creaban vida dentro de ellas. ―Creceremos -decían-. Y así fue, un día decidí mirar que es lo que había dentro de mí, descendí a mi interior y allí me acerqué lo suficiente como para observar con la intención de ver cómo se había desarrollado todo. Y en mi asombro, pude ver el crecimiento, la organización, la autonomía, la nueva vida, otros sonidos y finalmente, la materia. Me sentí nuevamente absorbida, como si fuera víctima de un imán que te atrae y es incapaz de querer soltarte. ―Haz de visitar a uno de tus hijos -dijo uno de mis hermanos. ―Haz mirado hacia dentro, conoce tu creación. Entonces cada vez mientras bajaba y bajaba, sentía la presión sobre mi pecho, sentía la división del espíritu y una parte logró ser devuelta hacia mi lugar de origen y otras tantas hacia las ocho direcciones restantes. De pronto comprendí, que no me había dado cuenta del tiempo que permanecí observando. ―Tiempo -escuché- aquí lo utilizan para no perder el eje, al igual que antes danzabas manteniendo el sonido, aquí debes anclarte a este concepto para no perder el sentido de la existencia a través de la materia. ―¿Materia? entonces voy a experimentar la vida en la creación que uno de mis hijos ha desarrollado... 
―Cuando nazcas, habrán ciertas cosas que olvidarás.  

lunes, 9 de noviembre de 2020

Miriam

Me di cuenta que estaba sola cuando oí que nadie dijo mi nombre
Supe del silencio y el tormento el día en que nací
Mi grito y mi sollozo
mis piernas, sin saber lo que es caminar
De niña tuve un sueño recurrente y pesaroso
me arrastraba lenta como serpiente
sin flotar ni volar, sin vibrar ni ondularme
¿Por qué no saben amar? me decía
¿Qué clase de envase es este?
pesada la materia, la carne y sus huesos
levitar en el pensamiento
fue más difícil que morir para vivir
Lo terrible es olvidar, sin poder recordar
perderte de ti misma
navegar sin un mar
la oscuridad profunda
entre las redes de la araña
que teje y teje sin parar 
Ahora me doy cuenta
que nunca lo perdí
yo misma creo el tiempo
y el día en que nací
No hubieron otras vidas
ni nadie a quien mirar
la única semilla
es la niña que algún día
me soñó para despertar
Confió en mí, que aprendería a caminar
y con el paso del tiempo, todo juntas, lo podríamos crear
ahora estoy en medio, en el centro, en la mitad
observando como ambas en cada polo, me son capaces de escuchar
que necesito de su ayuda para volver a conectar
a la antigua red serpiente que silenciaron y callaron
sin derecho a reclamar...
¿Cuál es la profecía, que nos diste con tu voz?
¿seré capaz de escucharme en el silencio?
mientras la luna crece sobre mi cabeza, y mis pies se enraízan al hierro
recuerdo a mis ancestras, tocando sus tambores
y bebiendo de sus cuernos
La gran red de la serpiente, la vela y el velo de los ojos
las letras que se escriben con fuego
la muerte, caer al vacío
ser consumida
por miles de arañas sobre la piel
comiendo mi carne, dejando mis huesos
y tejiendo
tejiendo nuevamente sobre mí un nuevo cuerpo
una nueva carne
conformada por miles y cientos de hilos de plata
cambiar de piel, después de la crisis
tres veces tres, la niña, la mujer y la anciana
es momento de morir
es momento de nacer
para que el canto sea escuchado, bajo el cielo azul de la noche
para que el águila pueda volar
y en su paso
desde las alturas
reconozca todo aquello
que solo habiendo bajado
podría crear. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

El hombre y el fuego

¿Cuáles son tus sacrificios? 
¿Cuáles son las reglas del amor?
Grita mientras puedas
el dolor es tu contracción
no quiero quedarme aquí,
no tengo nombre
no tengo rostro
supe que sería nadie cuando supe que no sabía nada
¿Cómo puedes creer que el dolor no existe?
¿Qué es lo que piensas cuando buscas el silencio
y aparecen todos tus demonios?
Ignoras al amor
ignoras la sabiduría
ignoras el poder
Como una piedra sin movimiento
que no se quema por el fuego
La tierra te llama
a plantar tus raíces
no tu espada, no tu sangre
la intención de un camino por recorrer en compañía
de la gran serpiente alada que se mueve dentro de tus células
Entonces dime, 
¿Cómo logras convencerte de todas tus mentiras?
atrapado en la telaraña
sin poder moverte
dentro de una caja
en la que todos los ojos están cerrados
y sus lágrimas ya no pueden caer,
no hay un cáliz del que beber
porque están dormidos
y la música de las cuerdas no traspasa su ignorancia
He aquí la clave de las fieras
que cada cuál tome su veneno
y en su dolor aprendan la alquimia,
que en su dolor amamanten sus sueños
que se revuelquen en la angustia
que se estremezcan de confusión
y en la rabia y congoja
encuentren su consuelo,
un ojo dentro de mil ojos
punzando en el entrecejo
llorando por compasión 
es eso lo que obtienes 
 

viernes, 6 de noviembre de 2020

La espada sobre la mesa

 Dulce frío entre mis huesos
alas marchitas, la piel se cae
Mi aliento susurra las voces del abismo
mis manos pintan la estela brillante del sol
¿Qué me queda por vivir?
¿Qué me queda por crear?
Nada, es la idea más poderosa del deseo
La intención de separarse de la materia,
he tocado la nota brillante del alma
he trascendido a la idea de estabilidad en un susurro
Ya no sé que soy
ya no sé quién soy
si es que algún día realmente lo supe,
me separo de lo tangible 
me separo de lo abstracto
Necesito aire para digerir mi estancia en esta tierra
gritar a las cuatro puertas que sean abiertas ante mí
encontrar las llaves en mis entrañas
y empujar la materia como bala de cañón
Entonces caigo
caigo eternamente desde las nubes
hasta este momento exacto
en el que puedo verme en la voz de otros
escribiendo sus letras
sus palabras,
un sentir contenido
apacible al tacto
ideas noctámbulas
para escapar de mis deberes
¿Qué puedo hacer?
si este encuentro me lo provoco, siendo ajeno a los sentidos...
esperando el día en que muera para no ver lo que veo
y sienta lo que he sentido en sueños,
la historia de los vientos del Sur
donde las mujeres crecen
y llevan el cabello negro y largo hasta los pies
donde se conectan al centro de la tierra
y se funden con el magma ardiente del corazón
Este es mi sueño
y entierro las lágrimas en él
este
es mi sueño
este es 
mi sueño
este es mi
sueño


reinterpretación

La casualidad de volver a sentir afecto

En un instante pasé del camino al abismo, ahí caí y sentí lo que en tanto no había podido. Dos luces se han presentado y ante ello me he ent...