Ya no puedo llorar tranquila
los rincones se abren
las miradas se fijan
ya no puedo maldecir al mundo.
Cuando me entrego a mi dolor
lamento las pertinencias,
lamento la vitalidad
y ya no puedo maldecir al mundo.
Luz que anidas en mi pecho suave forma envuelta de oro un pulso radiante que palpita protegido de su entorno. Un dos tres miradas posando ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario